Como es obvio, el sector del taxi no se ha librado de la precariedad del mercado, la crisis hace que haya más oferta que demanda, y los taxistas que se han visto obligados a trabajar en su mes de vacaciones, debiendo aguantar una espera de 60 minutos de media por carrera. Sabiendo además, que el mantenimiento de su vehículo le ocasiona (trabaje o no), aproximadamente unos 30 euros diarios de gastos fijos, entre el seguro, la seguridad social, los impuestos o la amortización del vehículo, y por supuesto añadiendole el combustible (que cada día esta mas caro, pero claro eso ya no sale en los telediarios…). A esto le sumamos el aumento de los taxis piratas que aprovechan el verano para hacer caja, dificultando aun más la competencia del que posiblemente sea el puesto de trabajo de cara al público con más peligrosidad. Esperemos que tanto taxistas como el resto de trabajadores que dependen de la demanda del mercado aguanten el tirón.
