El Indalo es la figura por excelencia más representativa de Almería y de lo almeriense. Es una pintura rupestre que se origina en el Neolítico tardío o en la Edad de Cobre, hallada en la cueva de los Letreros, en el municipio de Vélez-Blanco (Almería). Dicha cueva donde se encontró en 1868 y fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1924 y posteriormente Patrimonio de la Humanidad.
Los arqueólogos no han llegado a ponerse de acuerdo sobre la representación de esté, existen dos teorías sobre su significado; la un hombre ancestral sosteniendo un arcoiris y simbolizando un pacto entre el hombre y los dioses para evitar futuros diluvios, y la representación de un arquero apuntando hacia un ave que vuela sobre él. Durante siglos fue símbolo de buena suerte y considerado un tótem en el norte y levante de la provincia. La palabra Indalo podría significar en la lengua ibera: indal eccius, mensajero de los dioses aunque es más reconocido el origen del nombre en homenaje al patrón de la ciudad de Almería, San Indalecio. Fue recatado y popularizado a mediados del siglo XX, siendo símbolo y bandera del movimiento intelectual y pictórico encabezado por Jesús de Perceval.
