La mayor oficina de extranjería de España situada, como no, en la capital almeriense vuelve a ser de nuevo noticia polémica. Y no precisamente de si esta situada en un barrio en el que poco pinta, como ya fue hace pocos años atrás antes de su apertura, sino porque a parte de ser la mayor en tamaño también lo es en corrupción.
La antigua oficina de extranjería constaba con 7 funcionarios y la actualidad esta constituida por unas instalaciones de 2.300 metros cuadrados que albergan a 55 funcionarios capaces de realizar 525 expedientes diarios y 800 tarjetas de identidad y certificados de residencia y atender hasta a 400 personas en información o cualquier otro requerimiento. Según datos publicados por la Subdelegación del Gobierno central, en su primer mes atendió a 4.321 personas y tramitó 1.310 tarjetas de identidad, y más de 800 autorizaciones de trabajo y residencia. Al cumplir dos meses de estar abierta supero las 72.000 gestiones realizadas, con más de 9.000 autorizaciones de trabajo, 8.957 solicitudes de permiso de residencia, además de 26.152 tarjetas de identidad de extranjero. Toda una colosal maquina de tramitar documentación, ejecutada por unos funcionarios dispuestos ha sacar tajada de tal situación, asegurándose un negocio seguro a través de la falsificación de documentos a cambio de una cuantía razonable. Habría que plantearse cuantas falsificaciones han podido efectuar durante los años que lleva abierta, que serán unas cuantas miles sin lugar a duda. Como bien se sabe, la fama que le precede entre los inmigrantes de otras ciudades es muy acogedora, y se invita a solucionar aquí los problemas de documentación hasta por Internet.
